Hoy en Revista Ñ
Carlos Nino: ética para Alfonsín
Por Roberto Gargarella y Marcelo Alegre
La política de verdad y justicia de Raúl Alfonsín se nutrió del aporte de muchos luchadores por los derechos humanos, académicos, y dirigentes políticos y sociales. Entre ellos cumplió un papel destacado un grupo de juristas (al que, en los ochenta, se lo conoció como el grupo de “los filósofos”) entre los que descollaba Carlos Nino, fallecido el 29 de agosto de 1993. Nino fue, entonces, uno de los responsables ideológicos del diseño del Juicio a las Juntas.
Existe un registro interesante y temprano del pensamiento de Nino en la materia. Dicho registro proviene de los años de la dictadura, y aparece en las grabaciones de las clases dictadas por él en la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (parte de lo que Diana Maffía llamó “la Universidad de las catacumbas”) en 1982 y 1983. Estas clases fueron editadas y publicadas el año pasado (8 lecciones sobre ética y derecho). En ellas, Nino presentó su visión sobre el curso a seguir para impedir la impunidad de los jerarcas de la dictadura. Uno de los aspectos más ultrajantes de las violaciones masivas de derechos por parte del Proceso, para Nino, fue su carácter clandestino. En tal sentido, afirmó el filósofo, los militares argentinos fueron peores que los Nazis.
Nino concibió a la política de los juicios como abriendo un camino diferente frente a las dos alternativas más claras y dominantes dentro del pensamiento penal. Por un lado, propuso rechazar visiones como las que, en su momento, defendiera Kant –visiones “retribucionistas” que, en los hechos, sostenía parte de la sociedad, cuando pedía “juicio y castigo” para todos los militares vinculados, de un modo u otro, con la dictadura. Para Nino, el retribucionismo no explica por qué la suma de dos males (imponer un castigo sobre quienes causaron un mal), habría de resultar en un bien. En términos políticos, por lo demás, el retribucionismo resultaba, en dicho momento, difícilmente concebible –al implicar el encierro de la totalidad o casi totalidad de los miembros de las fuerzas armadas.
Por otro lado, Nino propuso dejar de lado visiones como las que, en su momento, defendiera Bentham –visiones “utilitaristas” que, también, eran mantenidas por importantes sectores de la sociedad, cuando se mostraban menos preocupados por los asuntos de la justicia que por la no repetición de sangrientos golpes de estado. En tal sentido, el utilitarismo era compatible con la no condena a ninguno de los imputados, en la medida en que, por algún otro medio, se asegurase la finalización de una era de grave inestabilidad política. Para Nino, el utilitarismo tampoco resultaba una alternativa adecuada: no sólo no aseguraba niveles mínimos de justicia, sino que aparecía proclive a tomar a las personas como meros medios para la consecución de fines en principio más importantes.
La política que siguió entonces Alfonsín –la que aconsejó Nino- buscó escapar de las alternativas retribucionistas y utilitaristas dominantes: ni el castigo a “todos”, ni la impunidad o la denegación de justicia. Se decidió, entonces, enjuiciar a los principales responsables de los atroces crímenes cometidos por la dictadura.
sábado, 6 de septiembre de 2014
martes, 2 de septiembre de 2014
Un recuerdo del Juez Manuel Blanco
Lo traté una mañana de hace veinte años, en el allanamiento de la base naval de Punta Indio, para reconstruir el homicidio de un conscripto. Yo representaba a sus padres como querellantes. Nos encontramos en su juzgado en La Plata y de allí fue él en su auto del Juzgado con chofer y yo en un Peugeot 78 atrás. "Sígame pero vea que vamos rápido". Clavó el Falcon en 170 hasta la base.
La reconstrucción fue rápida, los milicos no querían estropear nada pero Blanco mandó romper todo lo requerido para reconstruir el hecho fielmente. Hay algo grandioso en ser Juez, "traiga aquello, esto lo ponemos aca". No es solo el poder omnímodo sobre la situación (una audiencia, esa reconstrucción). Qué era lo que me fascinaba (y fascina) lo comprendí a los pocos minutos, cuando dijo: "Ya está, ya entendí todo". Se terminó la reconstrucción y el juicio y habíamos ganado.
Para un joven descreído no fue menor ver a un juez laburando una mañana entera y resolviendo un caso con autoridad y cancha.
martes, 8 de abril de 2014
miércoles, 26 de marzo de 2014
Análisis Filosófico - Convocatoria para el envío de manuscritos
La revista Análisis Filosófico convoca al envío de manuscritos para su número especial de homenaje a Carlos Santiago Nino.
Los
trabajos deberán versar necesariamente sobre algún aspecto de la obra
de Nino, no pudiendo superar las 4,500 palabras. No se recibirán
trabajos que aborden solo tangencialmente aspectos del pensamiento de
Nino.
Los manuscritos deben ajustarse a las pautas generales de Análisis Filosófico, que pueden encontrarse en el sitio http://www.sadaf.org.ar/ af/.
La fecha límite para el envío de manuscritos es el 31 de septiembre de 2014.
Todos los manuscritos recibidos serán sometidos a referato.
Análisis Filosófico
sábado, 15 de marzo de 2014
SEMANA INTERNACIONAL DE LA
CULTURA LAICA
Para ver el cartel a detalle, pulse aquí
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Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional
FLACSO, México – IFE – CIDE – CONAPRED - COLMEX
Dirigido a todo público interesado. Acceso gratuito. Se otorgará constancia de asistencia. Registro el mismo día del evento. Se sugiere llegar media hora antes.
Reestructuración de deuda soberana: conciliando la realidad y el derecho
Conferencia UBA-NYU-UNCTAD
Jueves 20 y viernes 21 de marzo de 2014 en el Salón Rojo, Facultad de Derecho (UBA)Programa:
Jueves 20 de marzo
- 9 - 9:30 hs. Palabras introductorias: Mónica Pinto (UBA), Robert Howse, (NYU), Yuefen Li (UNCTAD).
- 9:30 - 11 hs. Panel 1: Historia jurídica de la reestructuración de deuda soberana.
Expositores: Odette Lienau (Cornell University) y Juan Flores Zendejas (University of Geneva). - 11:15 - 12:30 hs. Presentación del libro “Sovereign Financing and International Law The UNCTAD Principles on Responsible Sovereign Lending and Borrowing”.
Expositores: Yuefen Li (UNCTAD), Carlos Espósito (UAM), Juan Pablo Bohoslavsky (UNCTAD) y Jasper Lukkezen (CPB, Netherlands Bureau for Economic Policy Analysis y Utrecht University).
Modera: Marcelo Alegre (UBA). - 14 - 16:30 hs. Panel 2: Reestructuración de deuda soberana y desarrollo.
Expositores: Juan José Cruces (UTDT), Arturo O’Connell (BCRA), Jürgen Kaiser (Erlassjahr) y Rubén Lo Vuolo (CIEPP).
Viernes 21 de marzo
- 9 - 11 hs. Panel 3: Reestructuración de deuda soberana y derecho internacional público.
Expositores: Christian Tietje (Martin-Luther-Universität Halle-Wittenberg), Matthias Goldmann (Max Planck Institute for Comparative Public Law and International Law), Florencia Lebensohn (UBA) y Silvina González Napolitano (UBA). - 11:15 - 13 hs. Panel 4: Reestructuración de deuda soberana y derechos humanos.
Expositores: Ruti Teitel (NYU) y Federico Thea (Ministerio de Economía) - 14:30 - 16:30 hs. Panel 5: Reestructuración de deuda soberana: el diálogo entre derecho internacional y economía.
Expositores: Andrés De la Cruz (Cleary Gottlieb Steen & Hamilton LLP), Robert Howse (NYU) y Francisco Satiro (FGV).
La conferencia se realizará en inglés y castellano, con traducción simultánea.
Entrada libre y gratuita, se requiere inscripción previa enviando un correo electrónico anmaisley@derecho.uba.ar
Organizan:- Universidad de Buenos Aires, Facultad de Derecho
- New York University School of Law
- United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD)
martes, 4 de febrero de 2014
Esto salió en Clarín hoy:
La opción es populismo o liberalismo igualitario
POR MARCELO ALEGRE (UBA-DERECHO) JULIO MONTERO (UBA- CONICET)
04/02/14
En Argentina impera una confusión sobre conceptos como democracia, derechos humanos, mercado, competencia, autoridad, progresismo. También sobre la noción de liberalismo. Y esta confusión, como ninguna, nos ata a falsas opciones.
Ha ayudado a confundirnos la apropiación del término “liberalismo” por parte de la dictadura. Es una técnica similar a la de los estalinistas que bautizaban a sus países como “Repúblicas Democráticas”, pero no por eso dejaremos de reivindicar la democracia.
En el imaginario dominante el liberalismo es una ideología egoísta que defiende un Estado mínimo, la propiedad y el mercado sin límites contra la redistribución del ingreso, la justicia social y la igualdad económica. Liberalismo equivaldría a Consenso de Washington, flexibilización laboral y teoría del derrame.
Si uno se opone a la perpetuación de la pobreza, o a la concentración del ingreso y la riqueza, o a que el Estado sólo proteja a los propietarios, entonces no tendría más remedio que declararse antiliberal.
A su vez, dado el fracaso de los socialismos reales, si uno es antiliberal no le queda otra que abrazar alguna variante de populismo. Por último, si el populismo supone degradar la democracia, ese vendría a ser el precio inevitable de la igualdad. Esta es la trampa populista, que cuenta con la complicidad de políticos e intelectuales que odian la modernidad y la democracia constitucional.
Esta visión sobre el liberalismo es falsa y parte de distorsionar uno de sus rasgos distintivos, el valor especial de la libertad (en palabras del Premio Nobel Amartya Sen).
El liberalismo niega lo que el populismo afirma: que avanzar en la igualdad social y económica requiera debilitar el Estado de derecho, menospreciar los derechos constitucionales y dividirnos en réprobos y elegidos.
No hay desigualdades buenas y malas: el liberalismo, a través del Estado de derecho y los derechos humanos, nos protege contra todas, y prioritariamente contra las más detestables, como las desigualdades raciales, étnicas y religiosas, así como contra las desigualdades políticas: la propaganda facciosa, la persecución de la disidencia, la falsificación de la información pública, el hostigamiento a quienes investigan al poder, etc.
El liberalismo ha sido una ideología emancipatori a, contra los privilegios nobiliarios y a favor de la igualdad de derechos y las revoluciones democráticas. Hoy defiende la separación entre iglesia y Estado, la despenalización de las “ofensas morales”, la eliminación de las desigualdades sexuales, la erradicación de la pobreza y la acción positiva a favor de los grupos postergados.
La protección especial de la libertad no supone ningún compromiso con las ideas del Consenso de Washington o la teoría del derrame, que en la ancha avenida del pensamiento liberal contemporáneo son poco representativas, sino directamente marginales. De hecho los programas de Reagan y Thatcher en los ’80, del Consenso de Washington en los ’90 y del Tea Party hoy, son producto del pensamiento libertario, una escuela representada por autores como Nozick que ha surgido como reacción frente al ideario liberal.
El liberalismo contemporáneo es, al contrario, esencialmente igualitario.
Inspiró a la socialdemocracia europea, al New Deal americano, la emancipación de la mujer y la revolución global de los DD. HH. (Ninguna de las imposturas del populismo es tan obscena como la de enmascararse detrás de los derechos humanos, la creación más importante del pensamiento liberal).
Como explica Ronald Dworkin, los valores liberales conducen al Estado de bienestar o a un socialismo democrático de mercado. En su Teoría de justicia –la obra capital del liberalismo del siglo XX- John Rawls sostiene que una sociedad es justa cuando, además de respetar los derechos civiles y políticos, garantiza a todos una igualdad real de oportunidades y cuando distribuye los recursos de manera de elevar al máximo la posición de los que menos tienen. Rawls propone una democracia de propietarios con amplia distribución de la propiedad y el ingreso. Y Carlos Nino ha explicado que el liberalismo exigeexpandir la autonomía de todos a través de una redistribución de recursos al servicio de la libre elección de planes de vida. Esto exige el reconocimiento de derechos sociales, impuestos progresivos, y salud y educación pública universales.
Escandinavia, no el Chile de Pinochet, es la verdadera utopía liberal.
En la tradición política argentina no abundan los verdaderos liberales.
El más cercano en el tiempo fue Raúl Alfonsín, el gran socialdemócrata que afirmaba que la democracia debía alimentar, curar y educar y que no existe democracia plena sin igualdad.
La opción entre liberalismo anti-igualitario y populismo prebendario no es genuina. Hay una alternativa mucho mejor: un liberalismo igualitario que combine el respeto por el pluralismo y la división de poderes con un Estado activo puesto al servicio de hacer más iguales a los iguales. El liberalismo es la doctrina de la libertad y de la igualdad. Si pudiéramos disipar esta confusión habríamos dado un gran paso. Entenderíamos que el autoritarismo, la demagogia, la corrupción y la beligerancia discursiva no son el precio de la igualdad y que ésta requiere de una democracia plena. Ese quizás sería el año cero de nuestra vida democrática.