miércoles, 27 de noviembre de 2013

Precisamos una discusión sobre la relación Estado-Iglesias.

Les comparto una nota de Mario Juliano.

Como muchos saben y conocen, la Asociación Pensamiento Penal (APP)  y la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) se encuentran abocadas a una campaña nacional destinada al retiro de los símbolos religiosos de las salas de audiencias de los tribunales, en el convencimiento de la neutralidad religiosa que debe exhibir el Estado, sin perjuicio del respeto por todas las creencias, cuya profesión debe garantizarse.
El juez Luis María Rizzi, integrante del TOC 30 de la Capital Federal nos hizo llegar su respuesta, y dado que dice que no tiene inconvenientes que sea expuesta ante quien sea y donde sea, cumplimos con su deseo.

Doctor Mario Juliano.
Presidente de Pensamiento Penal




                  Acuso recibo de su nota y de la del doctor Onaindia. Mi respuesta a vuestra pretensión es la siguiente: no voy a descolgar ninguna Cruz. Tampoco voy a disponer que otro lo haga. Porque creo en Dios y porque soy católico. Porque tengo reverencia por la Cruz de Cristo, el inocente crucificado por los hombres y el más inocente de los condenados, que representa además, la fe mayoritaria y la identidad de nuestro pueblo. Porque la Cruz no ofende a nadie, sea o no creyente, ni nadie puede sentirse agredido, inquieto, molesto y menos discriminado por su presencia. Porque contrariamente a lo que Uds. suponen o creen, la presencia de la Cruz es símbolo de piedad, de consuelo, y de misericordia;  es símbolo de que quienes se desempeñan frente a ella, tienen temor de Dios, y por ello mismo, inspiran más confianza en que actuarán de acuerdo a la justicia y a la verdad, con buena voluntad y con la máxima imparcialidad. Porque finalmente, la libertad religiosa que Uds. dicen pregonar y defender, es precisamente para que quienes quieran hacerlo, cuelguen, lleven o exhiban la Cruz, y no para que nos obliguen a quitarla, ocultarla o disimularla.

Soy consciente no obstante, de que Uds. están embarcados en una triste misión en la que muy probablemente lograrán los fines que los desvelan. Tal vez porque la Cruz es incompatible con este mundo en el que se confunde el bien con el mal, en el que se privilegian supuestos derechos de la mujer a costa del derecho a la vida de los niños;  en el que impera la deslealtad, la mentira, la corrupción; en el que ya no interesa la protección de la familia y de la infancia, y se las supone independientes de la protección del matrimonio. En fin, la Cruz parece no tener más lugar en una nación desolada, ciega y sorda a las leyes eternas que no son de hoy ni de ayer, que huye de la Verdad y de la Belleza, y que se empeña en ignorar y abandonar a Cristo.

Pero Cristo no nos abandonará, aún cuando repudien y quiten su Cruz.
Pueden hacer pública esta respuesta, cuando quieran y ante quien quieran.

                  Saludo a Uds. muy atentamente.
Luis María Rizzi



PD.: Le agradeceré que comunique esta respuesta al doctor Onaindia, de quien no tengo su dirección de correo electrónico.

2 comentarios:

  1. Qué triste que sea un juez, imagínense con la neutralidad que legisla.

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  2. Anónimo1:45 a.m.

    Pues, no hay más ciego que el que no quiere ver.

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