jueves, 29 de agosto de 2013


EN SADAF ANOCHE, RECORDANDO A CARLOS NINO


Cálida celebración del legado de Carlos Nino en la presentación de 2 libros nuevos de Siglo XXI. Hoy a las 18 hay otro homenaje en la UBA-Derecho

Columna publicada en Clarín de hoy, a 20 años de la muerte de Nino.

CARLOS NINO: EL JURISTA DE LA IGUALDAD DEMOCRÁTICA

POR MARCELO ALEGRE PROFESOR DE FILOSOFÍA DEL DERECHO (UBA) EDITOR DEL LIBRO DE CARLOS NINO “OCHO LECCIONES SOBRE ETICA Y DERECHO” (BUENOS AIRES, SIGLO XXI, 2013)


El 29 de agosto se cumplen veinte años de la muerte de Carlos Nino, el jurista
argentino más importante del siglo XX. Nació en 1943, se graduó de abogado en la
UBA (donde fue catedrático de filosofía del derecho), y se doctoró en Oxford. Fue
profesor regular en Yale y en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Publicó
extensamente en las áreas de derecho penal, filosofía moral, política y jurídica y
derecho constitucional. Falleció en Bolivia a los 50 años, en uno de sus incontables
viajes por el mundo.

Sus libros "Introducción al Análisis Filosófico del Derecho" y "Etica y Derechos
humanos" ya son clásicos. Sus escritos siguen influyendo en el mundo entero, en
particular en Iberoamérica. Muchas de sus obras inéditas siguen siendo publicadas
hoy. Por ejemplo, sus clases en la sociedad Argentina de Análisis Filosófico durante
1982 y 1983, que muestran su pensamiento valiente y de avanzada expuesto en los
días finales de la dictadura militar. En esas clases que ahora se vuelven públicas, Nino
explica el fundamento filosófico de la política de juicio y castigo que culminaría con el
histórico Juicio a las Juntas, del que fue uno de sus arquitectos jurídicos como asesor
de Raúl Alfonsín. Su teoría de la pena rechazaba tanto el revanchismo propio del
retribucionismo de raíz kantiana, como la manipulación del utilitarismo.
Su pensamiento es de una vigencia asombrosa. Su análisis de la anomia -la falta de
apego a la legalidad- la muestra como un fenómeno que erosiona la organización social
y amenaza la libertad. Sin predicibilidad ni estabilidad es difícil diseñar planes de vida, y
en consecuencia vivir autónomamente.

Su crítica del híper-presidencialismo argentino parece escrita hace unos días. Nino
explicó como el unitarismo de hecho, el sometimiento del Congreso y la falta de
independencia judicial transforman en un mito la noción de que nuestro sistema político
es parecido al estadounidense. En particular, describió como la personalización del
poder hacía imposible la construcción de consensos.

Sus escritos sobre el poder judicial también son de enorme actualidad. Nino anhelaba
una justicia para la democracia. Propugnaba un modelo de juez comprometido con
valores democráticos, en contra de la falsa asepsia del positivismo a ultranza, que
contrabandea valoraciones bajo un manto de neutralidad. Demolió la nefasta doctrina
de las normas de facto, y contribuyó decisivamente a la renovación de la jurisprudencia
que lideró la Corte Suprema, presidida al comienzo por Genaro Carrió (otro filósofo del
derecho) en la primavera democrática de los ochenta, en temas como la no punibilidad
del consumo de drogas, el derecho al divorcio, o la objeción de conciencia.

Alfonsín lo nombró coordinador del Consejo para la Consolidación de la Democracia,
un órgano plural y ad honorem que produjo históricos dictámenes sobre la reforma de
la constitución, la modernización de la justicia y un proyecto de Ley de Radiodifusión,
en el que, hace 25 años, proponía como órgano de control una agencia parlamentaria.
Fue un educador incansable. Impulsó el innovador Plan de Estudios de la Facultad de
Derecho de la UBA, un modelo a nivel internacional que deja en manos de los
estudiantes el diseño de buena parte de su carrera. Bregó por una academia jurídica
independiente, con docentes de alta dedicación, que privilegiaran el debate por sobre la
clase magistral y la enseñanza memorística.

Con él perdimos al gran teórico de la igualdad democrática y los derechos humanos,
comprometido con las reformas institucionales. Así lo despidió Ronald Dworkin: "Fue
una combinación extraordinaria de filósofo teórico, estadista práctico, y patriota heroico.
Su obra reclama atención en los tres niveles."

sábado, 24 de agosto de 2013

HOMENAJES A CARLOS NINO a 20 AÑOS DE SU MUERTE
                                                                                                                                                                               Foto: Juan Manuel Margari

A 20 años de su muerte han surgido muchos homenajes a Carlos Nino. Estos son mayoritariamente organizados por estudiantes y graduadas/os jóvenes, lo que muestra que buena parte de los investigadores en las áreas de la filosofía, las ciencias sociales y el derecho aprecia sus ideas y contribuciones.

El miércoles 28 en SADAF, Siglo XXI presentará dos publicaciones recientes con obra inédita o casi de Nino. Uno de los libros, además, tiene el sabor extra de recoger las clases de Nino en la Maestría de SADAF en los años 1982/3, en las que, por ejemplo Nino explica el fundamento político, filosófico y jurídico de la futura (y en ese momento muy hipotética) política de verdad, juicio y castigo de Alfonsín, contra todas las corrientes políticas y jurídicas de la época. El otro libro es el último de la gran saga reconstructiva de Gustavo Maurino. Más info acá

Además, el Jueves 29 en la UBA Derecho (Salón Rojo) a las 18 habrá una discusión abierta alrededor de 10/15 críticas a las ideas de Nino. Más info acá.

En octubre, Owen Fiss participará de un homenaje en la UP y en la primera semana de diciembre los amigos de Filo organizan unas jornadas en su homenaje. Actualizaré info de otras actividades.

Y vean el lindo homenaje de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. (Gracias Javier Manzo)

PROYECTO DE DECLARACIÓN


La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires recuerda al prestigioso filósofo y jurista argentino Carlos Santiago Nino, al cumplirse, el día 29 de agosto del corriente año, 20 años de su muerte.


FUNDAMENTOS

Señora Presidenta:


Carlos Santiago Nino nació en 1943. Se recibió de Abogado en la Universidad de Buenos Aires y luego obtuvo un doctorado en leyes en la Universidad de Oxford en 1977. Fue Profesor Titular de Filosofía del Derecho en las Facultades de Derecho y de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, se desempeñó como Investigador del CONICET y fue profesor visitante regular de la Escuela de Leyes de la Universidad de Yale.


Sus investigaciones comenzaron a principios de los años 70 concentrándose en el análisis de algunas cuestiones tradicionales de la teoría general del derecho: intentó desentrañar el concepto de sistema jurídico, la polémica positivismo - iusnaturalismo y el concepto de validez jurídica, y estudió los conceptos jurídicos básicos, los problemas de interpretación de la ley y las relaciones entre moral y derecho.


Muchas de sus numerosas obras fueron editadas no sólo en su país sino también en España, Italia, Estados Unidos, Inglaterra y varios de sus artículos se publicaron en reconocidas revistas jurídicas y filosófico-jurídicas internacionales.


Entre sus obras editadas se encuentran "Notas de introducción al Derecho", Buenos Aires, 1973, ampliada con el título "Introducción al análisis del Derecho", Buenos Aires, 1980; "Consideraciones sobre la dogmática jurídica", México, 1974; "Algunos modelos metodológicos de ciencia jurídica", Valencia, 1980; "Los límites de la responsabilidad penal", Buenos Aires, 1980; "Ética y derechos humanos", Buenos Aires, 1984; traducción inglesa revisada, The Ethics of Human Rights, Oxford, 1991; "El constructivismo ético", Madrid, 1989; "Fundamentos de derecho constitucional", Buenos Aires, 1992; "El presidencialismo puesto a prueba", Madrid; "The Constitution of Deliberative Democracy", Yale, 1993; "Radical Evil on Trial", Yale, 1993.


Cabe destacar puntualmente su obra "Un país al margen de la ley", editado en 1992, donde escribió sobre el contexto social de nuestro país, encarando la aplicación de los principios de justicia y moralidad social a la valoración práctica constitucional.


En ocasión del décimo aniversario de la muerte de Nino, los juristas Roberto Gargarella y Marcelo Alegre se refirieron a él de la siguiente manera: "La vida de Nino fue un puro reflejo de su visión filosófica, una concepción igualitaria y liberal que ponía un especial acento en el valor de la discusión pública y el respeto por la libertad individual. Así era Nino: un incansable discutidor, un maestro que se tomaba en serio a cada uno de sus alumnos y un extraordinario filósofo, dueño de una mirada crítica y aguda que lo llevó a alejarse tempranamente de los dogmatismos, adulaciones mutuas y falsas cortesías tan habituales en nuestra academia."


Sus ideas influenciaron en gran medida a la Corte Suprema de la Nación a la hora de tomar determinadas decisiones. Participó en el diseño de la política de juzgamiento de las violaciones de derechos humanos cometidas por la última dictadura militar y sus aportes fueron determinantes para justificar la anulación de la ley de autoamnistía aprobada por los militares.


Su teoría ética se basaba en la puesta al día de las principales reflexiones kantianas, como el principio de autonomía, el principio de la inviolabilidad de la persona, o la idea de dignidad, así como en la necesidad de entender la moral de modo más complejo que un simple cálculo de consecuencias respecto de cada curso de acción.


Para Nino, en la conjunción de estas ideas se encuentra la clave de los derechos humanos: se trata de intereses especialmente tutelados, incluso frente a políticas o decisiones que podrían resultar beneficiosas para la sociedad en conjunto. Su concepción deliberativa de la democracia presuponía que cada individuo era el "mejor juez de sus propios intereses" y justificaba a la misma sólo en la medida en que ella servía para crear acuerdos sólidos basados en la discusión pública. La democracia tenía sentido sólo como un sucedáneo de una situación ideal en donde no se tomaban decisiones hasta que las mismas no fueran consentidas por cada ciudadano.


Criticaba la organización de los medios de comunicación y las visiones prevalecientes sobre lo que significaba la libertad de expresión. Para él, la comunicación pública debía estar al servicio del mutuo esclarecimiento, por lo cual la presencia de las opiniones críticas en los foros públicos no podía depender del azar, del dinero, de la existencia de empresarios o avisadores amigables, ni de la buena voluntad de nadie. La crítica, para él, no era un lujo sino una necesidad de la democracia, sin la cual ella perdía sentido, orientación y justificación.


En su defensa de la deliberación colectiva, Nino se convirtió en un fuerte crítico del híperpresidencialismo argentino y de la personalización de la política. Para él el presidencialismo era, en parte, indeseable por su ineficiencia. Como sistema que concentra toda la autoridad y todas las expectativas populares sobre el presidente, el presidencialismo contribuye a los abusos del poder cuando el presidente cuenta con un fuerte apoyo público y, por el contrario, favorece la quiebra del sistema en los casos en que, súbitamente, el presidente comienza a errar en sus decisiones o la ciudadanía pierde su confianza en el mismo.


Sin dudas el aporte de Nino ha sido trascendental en nuestro país. Desde sus elaboraciones filosóficas hasta el trabajo de campo realizado para juzgar los abusos contra los derechos humanos realizados en nuestro país.


Carlos Nino murió el 29 de agosto de 1993 en La Paz, Bolivia, donde se había sido invitado para trabajar en la reforma de la constitución boliviana.




martes, 13 de agosto de 2013